Parashat Tazria - Metzora 29
de Nisan 5775 No
1014
¿Cuál
es el problema?
Rav Eran
Tamir
Por ello, todas las llagas y contratiempos
que recaen sobre nosotros, D’s no lo permita, ya sea en nuestra vida
particular
o en nuestra vida pública - ya sean dolores de expiación
para corregir el
pasado erróneo, ya sea amonestaciones que deben hacernos
despertar hacia un
futuro mejor - son dirigidas según la providencia Divina exacta
para
superarnos, adelantarnos y hacer avanzar todo el mundo hacia un nivel
más alto.
Y por ello, a pesar que por supuesto que
debemos tratar los “problemas”, es decir, la expresión
superficial práctica,
como una enfermedad corporal que por supuesto debemos curar en forma
física,
pero no se debe contentar con ello, sino que también debemos
identificar las
raíces internas y tratar su razón espiritual, para
curarla en forma general y
plena. Debemos elevarnos a la razón auténtica interna en
el plano espiritual,
el origen de su aparición, y eso mismo es la meta y la
consecuencia anhelada. Y
como dice el Rav Kuk (Ein Aya Shabat Alef, 1:43): “La moraleja que
recibe la
persona de la realidad con sus enfermedades… es que la persona regrese
a D’s.
Por ello, muchas veces (no siempre, por supuesto, porque hay
también otros
cálculos Divinos) cuando la enfermedad hizo su acción
moral como es debido a
través de que las personas se eleven con su rezo, el enfermo
mismo o sus
cercanos y conocidos, y mejoraron su situación moral en general
y se acercaron
muchos corazones a D’s y se enternecieron, y sus virtudes se
purificaron, se ha
llegado a la meta, y de esa forma la enfermedad cesará y la
persona volverá a
su salud”.
Ese principio básico está insinuado en uno
de los apodos de las llagas: “Sapajat”. Como explica el autor
del libro
“HaKtav VeHaKabala” (Vaikra 13:2): “Sapajat es utilizado
cuando
se quiere expresar que lo secundario se adhiere a lo primario… es
decir, no es
que esa sea una llaga de por sí, sino que es como algo que se
adhiere a una
enfermedad interna que hay en la persona enferma…” [en hebreo, sapiaj
es
anexado. N. del T.].
Y más aún, esa es la diferencia entre Am
Israel (el Pueblo de Israel) y los demás pueblos en la
comprensión y
tratado de los problemas de la realidad.
Los demás pueblos identifican sólo el
aspecto externo práctico de los problemas, y por supuesto que no
se ocupan del
corregimiento moral y espiritual, sino que intentan “acallar” el
problema y
eliminarlo de la realidad temiendo la maldad y la crueldad de
él, como dice el
Rav Kuk (Ein Aya Shabat Bet, 6:104): “El temor a la maldad no
generará el fruto
de la idea moral dentro de su corazón, gracias a la cual
podría presentar una
idea de justicia que corrija las obras. Sino que pensará que hay
un mal que se
esconde en todo acontecimiento excepcional, cuando su remedio es
solamente
eliminación de esa impresión (la consecuencia externa,
sin un tratado de la
causa interna auténtica) que se puso en evidencia con ese
acontecimiento”. En
contraste, nosotros, Am Israel, identificamos el problema
auténtico en
su raíz, y por ello “no pondrá como meta eliminar el
acontecimiento de la
realidad, sino que se fortalecerá en su camino derecho…
corrigiendo la moral y
purificando el espíritu, para intensificar la justicia y la
entereza” (Ein Aya
Shabat Bet, 6:104).
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Rav
Shlomó Aviner (reimpresión)
La redención no es algo que ocurrió una sola
vez. Comenzó con el éxodo
de Egipto y prosigue a lo largo de todas las generaciones hasta la
redención
completa. En forma constante y perpetua, “los hijos de
Israel salen con mano alta” (Shmot 14:8). El Mahara”l
de Praga explica en la introducción al libro “Netzaj
Israel” que el potencial de la redención futura se encuentra
ya incluido en la primera redención.
Sin embargo, existe una gran diferencia entre esas redenciones, tal
como lo explica nuestro maestro el Rav Kuk (Maamarei HaReaya 164). La
salida de
Egipto estuvo acompañada por la prisa, “la prisa del pueblo de
Israel y de los
egipcios” (Brajot 9) y por sobre todo,
Éramos un grupo de esclavos dentro de Egipto, fuimos levantados
rápidamente por una mano maravillosa, y hemos sido transformados
en una gran
nación, llena de poder y de fuerza para separar a este pueblo
recién nacido
del caos y la oscuridad del entorno.
Sin embargo, acerca de la redención futura está escrito: “Porque no saldréis con precipitación, ni con
fuga os iréis” (Ishaya 52:12). Debemos andar a paso lento
y no
escapándonos del mundo entero.
El mundo ya no es el mismo mundo corrupto y abominable de Egipto. Tiene
muchas chispas de luz. En el curso de varios miles de años,
hemos logrado
introducir en ese mundo mucho bien y bendición. Hemos logrado
resistir con gran
entrega y hemos propagado luz entre todos los pueblos. Por lo tanto, no
es un
momento para separarnos en forma absoluta y repentina. Sino más
bien, es un momento para absorber todo lo
puro de
ellos, alejando al mismo tiempo todos los rastros de idolatría
que contienen.
Debemos hacer una gran tarea de esclarecimiento entre nosotros:
¿Cuáles
son las buenas cosas que hemos absorbido durante nuestro prolongado
exilio, que
forman ya parte de nosotros? ¿Y cuáles son las impurezas
de las que debemos
limpiarnos? Es imposible realizar esta tarea en forma apresurada.
Cuando esta tarea sea concluida, tendrá efecto en toda la
humanidad: “Visión que tuvo Ishayahu, hijo de
Amos,
concerniente a Iehudá y a Ierushalaim. Y acontecerá que
en los postreros días,
el Monte de
Por este sendero no es posible marchar en forma apresurada. Por lo
tanto, no debemos preocuparnos demasiado si vemos que la luz y la oscuridad coexisten en nuestra jornada.
Así decimos en
Debemos hacernos de coraje y paciencia, tal como decimos en la plegaria
de Halel: “Conservo la fe incluso cuando digo: ‘Estoy muy
afligido [aniti]’. Dije en mi premura cada hombre
es falso”. Una interpretación de la palabra “aniti”
es la del Talmud Ierushalmi: “Esperé”. Esto
nos permite la interpretación del versículo: Si hablo a
partir de la fe,
entonces estoy dispuesto a esperar mucho tiempo; pero si exijo que se
haga todo
con premura, entonces digo que todo es falso”.
Junto a la aplicación es necesario paciencia. Los problemas que
no
tienen solución ahora, con la ayuda
de
D’s, serán resueltos en un año, en dos o en varios
años.
Cuando hay fe, hay paciencia.