Parashat Truma 2 de Adar
5775 No
1007
Torá
y rezo
Rav David
Landau
“Harán un Mishkan (Tabernáculo)
para Mí, y Yo residiré entre ellos” (Shmot 25:8). En base
a ello podemos aclarar
algunos puntos básicos en cuanto a la Torá
y el rezo. El rezo no comienza del aspecto
sentimental de la persona, D’s no lo permita. Antes que nada, es un
hecho que
“el Eterno, nuestro D’s, es auténtico”. El Creador del Mundo y
el Creador del Hombre
se revela al hombre, y revela su Shjina (manifestación
de la presencia
Divina) en él. El sentido de la Torá
es que D’s le habla a la persona y la guía, y en base a ello,
hay lugar también
al rezo – es decir, que la persona se dirija al D’s. Por supuesto que
el
sentimiento es algo básico, pero el culto a D’s de la persona en
el corazón, en
el plano sentimental, es un derivado, es secundario. El rezo es la
consecuencia
de la Torá.
“Aparta su oído de oír la Torá,
también su plegaria es una abominación” (Mishlei 28:9).
El sentimiento y la
expresión de los deseos de la persona tienen valor si son una
continuación de
la verdad auténtica Divina absoluta. Es importante que la
persona rece, que
rinda culto a D’s en su corazón, y rinda culto a D’s con sus
acciones. Pero
todo eso es por parte de la persona. Antes que nada, la persona debe
aceptar la
dirección del origen Divino absoluto – cómo rendirle
culto, cómo ofrecerle
sacrificios. El tema de la
Torá,
es D’s mismo.
Todo eso figura en el orden
arquitectónico del Beit HaMikdash (El Templo). La Shjina se
revela en
el Beit HaMikdash, pero lo interior, el alma, lo principal del Beit
HaMikdash - es el Aron (El Arca), “el Arca del Testimonio”
(Shmot
26:33). Ese es el Kodesh HaKodashim (Sacrosanctorum), el
cerebro, el
corazón, la fuente de vida del Beit HaMikdash. Partiendo
de ese punto
profundamente interior, se continúa la abundancia de fulgor y kdushá
(santidad) de vida a todo el país, a todo el pueblo y a todo el
mundo. Del Aron
se continúa la abundancia al Shuljan Lejem HaPanim (la
mesa del pan) y la Menora
(el
candelabro), que son los dos aspectos de toda la vida, el aspecto
material
[insinuado en el Shuljan Lejem HaPanim] y el aspecto espiritual
[insinuado en la Menora],
como explica el libro “HaKuzari”. La Menora es
la luz, la luz de la Torá,
del raciocinio,
del conocimiento – la cultura y la sabiduría. El Shuljan
es el pan, la
economía. Esos dos conductos de toda la vida y todo el culto, se
continúan en
base a “y pondrás dentro del Aron el testimonio que te
entregaré” (Shmot
25:16). Partiendo de la base de la vida en el Kodesh HaKodashim,
la
persona rinde culto en la segunda parte del Beit HaMikdash: “Y
diferenciará el Parojet (velo) para ustedes entre el kodesh
y el Kodesh
HaKodashim” (Shmot 26:33). Diferencia, pero no aleja. En base al
fulgor de la Torá
que irradia más
allá del Parojet, se continúa y desciende el gran
mérito de dirigirse a
D’s en el culto, con los sacrificios y el rezo (según Sijot
HaRav Tzvi Iehudá,
Shmot, Pág. 269-271, 351).
Donación
de emergencia
A consecuencia de la
reducción de apoyo estatal y de las donaciones designadas
Majón Meir se encuentra en
una muy difícil situación financiera que le dificulta
continuar con su
actividad y pone en peligro de cierre su actividad en Arutz Meir.
Queridos amigos de Majón
Meir, los necesitamos hoy más que siempre para continuar con
nuestra bendita
actividad y nuestro estudio y enseñanza de la Torá con amor
y fe.
Por favor, apóyenos con su
donación y serán bendecidos del cielo.
Dov
Bigún
Director de Majón Meir
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El Rav Tzvi
Iehudá y el Har
HaBait
Rav
Shlomó Aviner
“Aclaración en cuanto al Har
HaBait (el Monte
del Templo):
Toda la severa halajá de la prohibición de entrar
en él porque todavía estamos impuros, según la halajá,
no tiene nada que
ver ni disminuye en lo más mínimo el valor de nuestra
adquisición y pertenencia
de ese lugar, maravillosamente santo. Nuestro Ramatka”l
(Comandante en
Jefe) – el señor Mordejai Gur – y junto con él nuestro
maestro y Rav, el Gaón
(genio del estudio de la
Torá)
Shlomó Goren, el director de los Rabanim (Rabinos)
de Israel, tuvieron el mérito que a
través de ellos fueron liberados ese lugar
del gobierno de los gentiles, y él - como todos los otros
lugares de nuestra
tierra de vida santa - se encuentra bajo nuestro poder y dominio. Bajo
nuestro
poder y dominio, ellos [los árabes] hacen allí rezos los
viernes. Los grupos de
nuestros soldados que se encuentran allí, los cuidan y vigilan
cumpliendo la
orden de nuestro gobierno. También si nosotros nos cuidamos de
no entrar allí,
como debe ser según la halajá, también
así y en base a ello es fija y
sólida en todo su rigor nuestra soberanía sobre todo ese
lugar, y el hecho que los
gentiles allí se encuentran, con nuestro consentimiento, de
ninguna forma es
una demostración de adueñado de ese lugar” (LeNetivot
Israel Bet 118).
“En cuanto al asunto de entrar al
Har HaBait
las cosas están explícitas en el libro ‘Mishpat Cohen’
de nuestro señor,
mi padre y maestro, el Rav Kuk, bendito sea su recuerdo, inciso 96. Y
también
si no podemos entrar por la kdushá (santidad) del lugar,
ya que la Shjina
(manifestación de la presencia Divina) no cesa, y existe
también cuando no
existe el edificio del Beit HaMikdash
(El Templo)
como dice el Ramba”m (Hiljot Beit HaBejira 6:16) no cambia nada en
absoluto el
valor práctico de la proclamación ‘Har HaBait se
encuentra en nuestras
manos’ – como la expresión y el nombre del libro de nuestro Ramatka”l
Mordejai Gur” (LeNetivot Israel Bet 118).
“Erguidos y fuertes se encuentran aquí esas filas de
piedras (el Kotel,
el Muro de los Lamentos), y como una estatua viviente nos hacen saber:
Aquí
vivió Am Israel (el Pueblo de Israel), aquí se
esconde la luz de su
vida, su vigor y santidad majestuosa, y surge y se eleva, en base a los
vestigios de la galut (el exilio), según la palabra de
D’s que se
encuentra dentro suyo para todos los pueblos, toda persona, toda
criatura del
mundo.
Se encuentra aquí y atesora ese monumento vivo al monte deseado,
y los
esperanzadas, debilitadas por la galut que anhelan la gueulá
(redención), esas piedras se encuentran y tocan las puertas de
la cortina del
fulgor, desean y esperan purificarse de su impureza de la galut
y el
aire de las tierras de los gentiles, cuando se descubra el claro
resplandor,
cuando nos levantemos a la vida plena, cuando sea edificado plenamente
el
mundo, con el nombre pleno de D’s, cuando sólo en ese entonces
su corazón los
impulsará, su alma los tomará y su espíritu los
preparará, y todos los gentiles
los traerán a subir al monte y llegar al lugar interior cuando
se abran los
portones del mundo para la gloria del rey del Honor, la vida de los
mundos, que
colmará toda la tierra. Ellos cuidan la muralla del monte de
Ierushalaim, este
monte del santuario de D’s, el Señor de sus patriarcas, cuyo
nombre que con él
son llamados mencionarán siempre, cuidan y esperan, y con
valentía y vigor
cuidan la muralla y a ellos mismos, para el día en que
serán meritorios de
subir en ella y traspasarla, cuando surja el resplandor Divino puro y
santo de
Israel” (LeNetivot Israel Alef 23).
Cuando nuestro Rav se enteró que se
hicieron excavaciones dentro del Har
HaBait se entristeció profundamente y estalló en
llanto, y en su discurso
del 3 de Elul 5728 dijo: “Hay que recordar las halajot
prácticas de la
santidad del lugar de nuestro Beit HaMikdash y la santidad del Har
HaBait que son mencionadas al final del tratado de Brajot: ‘No
entrará la
persona al Har HaBait con su bastón y sus zapatos… y por
supuesto que no
escupa’… el precepto positivo de temerle al Beit HaMikdash se
esparce a
los niveles de kdushá alrededor del Har HaBait…
‘rodea, rodea, y
no te acerques al viñedo’. Hay que andar con santo temor
alrededor del Har
HaBait. Todas las investigaciones y todas las excavaciones, ya sea
las que
son apodadas ‘científicas’ o ya sea las que son apodadas ‘halajicas’,
todas ellas están incluidas en la prohibición de escupir
allí. Sólo asiéndonos
del santo temor seremos merecedores de continuar con la
santificación del
Nombre de D’s de todo Israel, de la continuación de la
edificación de ‘andarán
de batalla en batalla, aparecerán ante el Señor en Tzion’
(Tehilim 84:8)”
(Sijot Rabeinu, Talmud Torá 1, inciso 3).
En sus últimos días le
preguntaron si hay que exigir que el cuidado de
los portones del Har HaBait se encuentre en manos de Tzaha”l
(el
Ejercito de Defensa de Israel) y no en manos de gentiles, él no
veía en eso un
gran problema y contestó: “En forma paulatina”.
Nuevamente, le preguntaron: ¿Debemos exigir que nuestro
ejército esté
presente en Har HaBait?, y nuevamente enfrió con su
mirada lo que
consideró un entusiasmo impuro, y dijo con estrictez:
“Paulatinamente”.
Entonces le preguntaron: ¿Debemos exigir que sea enarbolada la
bandera de
Israel en el Har HaBait? Miró al que preguntó con
una mirada espantosa
de dolor y extrañez por haberlo despreciado hasta tal punto que
le preguntan
cosa de ese tipo, y dijo con firmeza: “¡Enarbolaremos el nombre
de D’s!”.
Volvió a preguntar su interlocutor: Por supuesto que
enarbolaremos el
nombre de D’s, ¿pero quizás a través de la bandera
de Israel? Nuestro Rav
volvió a repetir con paciencia: “Te he dicho, enarbolaremos el
nombre de D’s”
con categórica negativa de toda comparación entre lo que
está relacionado con la
kdushá del Har HaBait y asuntos generales de Eretz
Israel (la Tierra
de Israel).
Cuando un talmid jajam (erudito
del estudio de la Torá)
le trajo a
nuestro Rav investigaciones respecto al Har HaBait, con la
intención de
marcar los límites que según su opinión
está permitido entrar sin peligro de
llegar al lugar del Beit HaMikdash mismo, le dijo nuestro Rav: “¿Para qué todo eso?”. Él
lo comparó a ese
Rav que juntó decenas de demostraciones de la existencia de D’s,
y el Adere”t
(Rav Eliahu David Rabinovich Teomim) zt”l dijo respecto a ese libro:
“¿Qué
necesidad tenemos de demostraciones? Nosotros tenemos fe en D’s, por
encima de
toda demostración”. Y así también en nuestro caso:
El Har HaBait está
limitado en derredor por una muralla. No la pasamos, y no necesitamos
investigaciones.
Cuando se enteró que se hacen
excavaciones debajo del Har HaBait,
reaccionó con gran dolor: “¿Para qué todo eso?
¿Para qué tocar allí?”.
Cuando después de la Guerra de los Seis
Días llegaron un talmid jajam y un
profesor a nuestro Rav, y le preguntaron por qué no comenzar
ahora la
edificación del Beit HaMikdash, contestó: “La mitzva
de la
edificación del reinado de Israel antecede, como dice el Ramba”m
al principio
de Hiljot Melajim”. Más tarde aclaró las cosas en
extensión en su
artículo “MeAjar Kotleinu”, en el que dice que
sólo después de la gran
elevación de la edificación del país, en forma
práctica y espiritual,
llegaremos al interior, al lugar santo y al Beit HaMikdash.